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El covid impulsa y cambia las tendencias del mercado inmobiliario

4 de October de 2020

El covid impulsa y cambia las tendencias del mercado inmobiliario

La construcción, al igual que la moda, gira en torno a las tendencias. Y el sector, aunque no cambia tan rápido como el textil, va readaptándose poco a poco a los nuevos gustos. Pero también es cíclico. El confinamiento ha cambiado las prioridades. Si en los años ochenta los promotores comenzaron a retirar las terrazas para ganar espacio en el interior, ahora la demanda vuelve a ser la de viviendas con mucha luz natural, espacios más amplios, zonas adaptadas al teletrabajo y mejores vistas al exterior. Las inmobiliarias hablan de «una pequeña burbuja en Cantabria», como explica José Andrés Cuevas, gerente de San Fernando Grupo Inmobiliario, impulsada por los compradores que buscan residencias donde no agobiarse si un nuevo estado de alarma les vuelve a recluir. El extrarradio, los municipios limítrofes de las urbes e incluso la zona rural de la comunidad han alimentado las ventas y ganado terreno, por primera vez en mucho tiempo, a la ciudad.

«El 80% de las operaciones que realizamos ahora mismo tienen el mismo perfil: áticos, pisos con terrazas grandes e inmuebles en el extrarradio, pero no demasiado alejado del centro», explica Antonio Avilés, gerente de Mikeli. «Todo lo que no fuera costero costaba venderlo; y ahora al producto de interior se le está dando salida con más facilidad que hace unos meses», cuenta Enrique Mier, gerente de la agencia Altamira 21. Porque la tendencia ha cambiado desde que en junio terminó el estado de alarma. «Es un novismo, una moda que ha empujado el coronavirus. Cuando salga la vacuna y regresemos a la realidad la gente buscará de nuevo la comodidad del centro de la ciudad», considera Avilés. En lo que sí coinciden todos es en que, con pequeños matices, han tenido «un buen verano». «La gran sorpresa para Cantabria es que hemos vivido una pequeña burbuja inmobiliaria, favorecida por esta nueva normalidad. El ritmo de trabajo ha sido alto, lo que se ha traducido en ventas», subraya Cuevas.

El deseo de los compradores de abandonar la hasta ahora comodidad de un piso en pleno centro ha insuflado de vida al interior de la región. «Nuestra mayor demanda ha sido la vivienda unifamiliar con un trozo de jardín, incluso en zonas rurales, como, por ejemplo, el entorno de Cabezón de la Sal, Sierra de Ibio, Carrejo... Esos pueblos les gustan mucho a los clientes de Madrid», añade el gerente de la Inmobiliaria San Fernando. «Nosotros hemos hecho incluso operaciones a distancia, sin la presencia física del cliente: a través de visitas virtuales asistidas por el comercial», explica su homólogo en Mikeli.

Pero el covid no ha hecho sólo de efecto centrífugo en el mercado de la vivienda, también ha acelerado la paulatina desertificación que se venía produciendo durante los últimos años en los locales comerciales. «Inevitablemente tendrá que haber renegociación en los alquileres», explica Enrique Mier, que también es presidente de Afilia, la patronal de las agencias inmobiliarias. «Acabamos de cerrar una operación en la que el arrendador ha bajado el precio de origen en un 40% el primer año. El segundo se irá equilibrando hasta igualarse», apostilla. «Tiene que haber un reajuste en las rentas porque las previsiones no son halagüeñas. Nadie se va a arriesgar a emprender una aventura comercial con la que está cayendo, si los precios siguen siendo los mismos que antes de la pandemia», añade Cuevas, del Grupo San Fernando.

Las reformas, al alza

Pero el coronavirus no ha traído consigo únicamente el impulso de las transacciones de viviendas nuevas y usadas. También ha generado un aumento en la actividad de las empresas y autónomos que se dedican a las reformas. «Sobre todo nos han llamado de pisos y casas para quitar las bañeras y poner platos de ducha. La gente ha notado durante el tiempo que ha estado sin poder salir que sus hogares no eran tan cómodos como pensaban», explica Santiago San Martín, de Albañilería San Martín Pinto. «También hemos recibido llamadas de personas que quieren rehabilitar por completo sus segundas residencias, normalmente en zonas rurales, a las que sólo acudían los fines de semana. Dicen que prefieren pasar en el pueblo un posible segundo confinamiento o, incluso, como ya pueden trabajar desde casa, instalarse allí por un tiempo», subraya.

Fuente El Diario Montañés 4 de octubre de 2020

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